La psicomotricidad en las personas mayores

La psicomotricidad es una disciplina que engloba a la persona en su totalidad y que incluye aspectos de tipo afectivo, cognitivo, físico y social que se expresan a través del cuerpo y del movimiento. Se aplica en diferentes contextos dependiendo de las circunstancias y del tipo de intervención demandadas en cada caso particular.

Los objetivos de intervención psicomotriz en esta etapa de la vida se dividen en tres grandes áreas: motora, cognitiva y socioafectiva. A su vez podemos diferenciar tres niveles de intervención: preventivo, rehabilitador y terapéutico.

A la hora de diseñar un programa de actividades de psicomotricidad para personas mayores se hace hincapié en el trabajo de aspectos como la flexibilidad, la postura y el equilibrio, el tono muscular, el esquema corporal, la lateralidad, el control de la respiración, la coordinación del movimiento, las capacidades cognitivas o la autonomía personal.

En lo que respecta al desarrollo de las sesiones de un programa, podríamos decir, a modo de resumen, que cada una de ellas suele dividirse en tres partes que explicaremos brevemente a continuación.

La primera se caracteriza por una rutina de entrada que facilita que la persona mayor se centre en la actividad a realizar y se prepare para el desarrollo de la misma (ejercicios de respiración, correcto posicionamiento y orientación a la realidad.

En la segunda, conocida como núcleo de la sesión, se desarrollan actividades dirigidas a trabajar los objetivos indicados anteriormente. Dicha parte es la más amplia de la sesión y en ella el movimiento se emplea como eje principal del trabajo y se utilizan diferentes recursos materiales que sirven de motivación para favorecer y estimular el movimiento corporal (aros, picas, pelotas…).

Es importante que el Pedagogo- Terapeuta cuente con un tipo de formación específica acerca de las diferentes patologías asociadas a la tercera edad ya que uno de los pilares en los que se basa la práctica psicomotriz es precisamente el rol del psicomotricista cuya relación debe estar sustentada en un amplio trabajo teórico, práctico profesional y personal. Cabe al respecto que se trata de una formación compleja ya que requiere una gran capacidad de escucha y observación durante toda la intervención para comprender, detectar, prevenir los trastornos que padezca las persona.