El Método Montessori en la tercera edad

14 Nov El Método Montessori en la tercera edad

El método Montessori es un método de intervención utilizado en el ámbito de la tercera edad y que está especialmente dirigido a aquellas personas que padecen algún tipo de deterioro cognitivo o demencia. En los últimos años ha sido demostrada su eficacia con este colectivo de población y cada vez se emplea en más centros residenciales y de día.

El tipo de actividades planteadas por medio de este método se basan sobre todo en el manejo y la manipulación de objetos cotidianos que ayudan a la persona mayor a desenvolverse mejor en las actividades de la vida diaria. Existen muchos tipos de materiales que pueden utilizar las personas mayores para llevar a cabo estas actividades. Entre ellos podemos encontrar objetos que a la persona le resultan familiares y les sugieren recuerdos placenteros como botones, legumbres, pinzas, vasos de colores, diferentes tipos de pastas alimenticias, ovillos de lana etc.

Algunas de las actividades propias de este método son buscar y clasificar diferentes objetos, ordenar materiales por colores, tamaños y formas, reconstruir figuras recortadas, etc. Un ejemplo concreto de actividad del método Montessori sería seleccionar pajitas de diferentes colores que previamente han sido mezcladas en una caja para irlas introduciendo en los vasos de su mismo color.

Por otro lado, entre los principales beneficios que supone emplear este tipo de método en la tercera edad podemos destacar: el fomento de la autonomía personal, de la capacidad de decisión y de la predisposición para el aprendizaje. Además, se crea un clima agradable basado en la cooperación, la enseñanza entre iguales y la interacción entre los/as participantes que hace que la persona se sienta valorada como parte activa e importante en su entorno social más cercano.

Finalmente, cuando se organizan este tipo de talleres se logran efectos positivos en la persona mayor como el descenso de su nivel de ansiedad y agresividad ya que se relaja y se mantiene concentrada en la tarea que tiene delante. Y es que estas actividades, además de estimular, suponen reto, interés y motivación.

Cabe destacar también que este tipo de metodologías se emplea con el objetivo de potenciar la atención, la destreza manual, la motricidad fina, la discriminación sensorial, la coordinación óculo-manual, la orientación espacial, el conocimiento del propio cuerpo y el cuidado, no solo personal sino también del entorno.

Al mismo tiempo estamos fomentando el sentimiento de autonomía y utilidad de la persona y esto la hace experimentar unas placenteras sensaciones de bienestar mientras realiza las actividades. Además, una vez que el usuario logra realizar la tarea con éxito, conseguimos que aumente su autoestima, su seguridad y confianza. De esta manera estamos promoviendo que los mayores puedan participar de manera activa en sus quehaceres cotidianos.

Es importante matizar que estas actividades pueden ser realizadas por parejas con el fin de que el/la mayor que presente un menor grado de deterioro cognitivo pueda servir de apoyo a otro usuario/a que tenga más dificultades para hacerlas. En este sentido, es necesario que los ejercicios propuestos se subdividan en pasos más simples para ayudar a alcanzar el éxito en la actividad.
Por otra parte, es necesario plantear ejercicios que se adapten de la mejor manera posible a las necesidades individuales de cada uno/a contribuyendo a mantener las potencialidades, habilidades, preferencias e intereses personales.

Por último, conviene destacar que el rol del terapeuta ante este tipo de intervención es el de ser un guía capaz de explicar con claridad el propósito y el desarrollo de la actividad (los pasos a seguir) con el fin de que la persona pueda alcanzar su objetivo de una forma autónoma e independiente.

Fuente: Pedagogo especializado en Tercera Edad.