17 Oct La musicoterapia en la Tercera Edad
La musicoterapia es un tipo de intervención que consiste en que, a través del uso de la música y los elementos que la componen, se pueda potenciar el bienestar físico, cognitivo, emocional y social de los individuos. Se puede aplicar en ambientes muy diversos para mejorar la calidad de vida de cualquier persona, desde el nacimiento hasta el final de su vida.
Está demostrado que la música es capaz de generar en el organismo una serie de cambios a nivel fisiológico, cognitivo psicológico, social y espiritual especialmente beneficioso en el ámbito de las personas mayores. Su principal objetivo se centra en mejorar las capacidades conservadas y/o rehabilitar las funciones alteradas con el fin de alcanzar una mayor integración global de la persona tanto consigo misma como con el entorno que la rodea. Es uno de los tratamientos más eficaces empleados en las personas mayores que sufren determinados tipos de enfermedades o trastornos asociados a su edad.
Además, es un tipo de intervención que se emplea en diferentes áreas y entornos sociales y terapéuticos para revertir el curso de los diversos problemas de salud que se suelen sufrir en la tercera edad. Se utiliza como medio para facilitar la participación activa o receptiva por parte del anciano y también como vía para potenciar el entrenamiento de la escucha, el desarrollo de la conciencia, la creatividad y, por supuesto, de la aceptación de la propia identidad y su contexto más cercano. Podemos poner por ejemplo que, utilizando melodías que forman parte de la historia de los residentes (el momento en que declararon el amor a su pareja, por ejemplo) se puede conseguir que afloren recuerdos personales positivos y, así, ellos ejercitarán su memoria tarareando la letra de las canciones más significativas de su vida.
Sus formas de aplicación son múltiples y los objetivos pueden variar mucho dependiendo de cada situación, del tipo de paciente y del profesional que las lleve a cabo.
Es importante señalar que para que la musicoterapia sea considerada un medio terapéutico, no puede ser concebida como algo puntual, sino que debe desarrollarse a lo largo de las sesiones que sean necesarias para alcanzar los objetivos planteados en cada una ellas a través de múltiples y variados ejercicios relacionados con la música. A este respecto, una las características principales de este tipo de intervención es la de poder crear un espacio en el que el paciente se sienta cómodo y, por lo tanto, sea el más adecuado para tratar sus carencias.
De todo esto es fácil deducir que, entre los objetivos más importantes que se pretenden alcanzar a través de la musicoterapia, están los siguientes: ayudar a reducir algunos síntomas conductuales de la demencia como la agresividad física y verbal; estimular la coordinación y la psicomotricidad por medio del canto, el ritmo y el movimiento; conservar las funciones físicas y cognitivas; contribuir a mantener la motivación en las actividades realizadas y, por supuesto, evitar el aislamiento del paciente. Todo lo expuesto, por otra parte, permitiría aflorar las emociones, aumentar la autoestima, relajar y calmar y, lo que es más importante, fortalecer los vínculos afectivos dentro del grupo.
Los beneficios de la música comentados anteriormente, serán mayores si se gestionan de manera adecuada. Para ello es indispensable que, por un lado, este tipo de terapia sea ejecutada por un profesional que cuente con formación especializada en esta área, y, por otro, se disponga de los medios, recursos y técnicas necesarias para tal fin.
En el campo de la geriatría, que es el que nos ocupa, pese a las limitaciones físicas y psicológicas que algunas personas mayores puedan presentar, cabe decir que se puede conseguir que mantengan ciertas habilidades cognitivas si estas son estimuladas con músicas correspondientes a su identidad sonora, es decir, a su época, mediante el canto, el baile y el aprendizaje de otros conocimientos musicales (como aprender a tocar algún instrumento a nivel básico), lo que, además, les llevará inevitablemente a mejorar sus relaciones sociales y, como consecuencia, su calidad de vida.
Fuente: Pedagogo especializado en Tercera Edad.
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