La educación no entiende de edades, es permanente y dura toda la vida.
En el ámbito de la tercera edad, representa un medio fundamental a través del cual las personas mayores pueden mejorar su salud, felicidad, bienestar y calidad de vida, aspectos todos ellos clave para lograr estilos de vida más saludables tanto en el ámbito físico como en el psicológico.
La educación enfocada a las personas mayores les aporta, además, grandes beneficios como aumentar el nivel de independencia y autonomía personal, mantener sus capacidades físicas, psíquicas y socio afectivas, nutrirse de nuevos conocimientos y experiencias enriquecedoras, seguir disfrutando del placer por aprender permanentemente y lograr un mayor nivel de participación e integración social.
Por otra parte, la educación es un proceso crucial para combatir los cambios característicos que acontecen en esta etapa de la vida y que afectan principalmente a las capacidades físicas, cognitivas y sociales. No se debe olvidar que, sin dichas capacidades, este colectivo de población puede llegar a sentirse discriminado y excluido de la sociedad.
La persona mayor que se resignaba a renunciar a su propia vida para depender de la de los demás (hijos/as, cuidadores/as etc.), ha pasado a la historia. Se sabe perteneciente a un colectivo con cierto poder cultural y adquisitivo (en muchos casos logrado a base de mucho esfuerzo y espíritu de superación ya que su procedencia era muy humilde) y se niega a ser relegado a un segundo o tercer plano. Por ejemplo, hoy en día ya es una realidad que los que llenan los espacios culturales (cine, teatro, museos, exposiciones, viajes, etc.) pertenecen mayoritariamente a este grupo social más que nada porque a veces son los únicos que se lo pueden permitir (disponen de más tiempo libre y recursos económicos que los jóvenes).
La intervención educativa de los especialistas se orienta, en este sentido, a que estas personas se mantengan activas, motivadas y estimuladas, cambien sus actitudes con respecto a su edad, conozcan sus posibilidades, se conviertan en agentes de cambio social y conozcan mejor su entorno y a sí mismos.
Su objetivo es ofrecer a los mayores todos los recursos disponibles que tengamos a nuestro alcance, así como aplicar diversas metodologías y realizar actuaciones concretas que favorezcan su desarrollo personal y social.
Desde la Pedagogía o ciencia de la educación, trabajamos para que este colectivo se sienta útil, acompañado, mejore su autoestima y autoconcepto, se preocupe por su futuro, conserve sus intereses e inquietudes, manifieste sus necesidades, se sienta escuchado y comprendido y sobre todo, perciba que está incluido en la sociedad y se adapte de la mejor manera posible a ella, encontrando su lugar y desempeñando nuevos roles que promuevan un cambio de mentalidad en todos los que los rodean.
En definitiva, la educación de las personas mayores es una necesidad social y de primer nivel, imprescindible para que puedan desarrollar su máximo potencial y sacar lo mejor de ellas mismas. La educación dura toda la vida, no tiene, por lo tanto, límite de edad, y, sin duda, se va a convertir en poco tiempo en un asunto de gran relevancia social ya que nos encontraremos ante una “sociedad completamente envejecida”, rebosante de inquietudes de todo tipo a la que habrá que dar respuesta.
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