17 Jul La estimulación cognitiva en las personas mayores
Se trata de una intervención terapéutica individualizada paralela al tratamiento farmacológico que tiene como objetivo, por un lado, desarrollar las capacidades mentales y, por otro, mejorar y optimizar el funcionamiento de dichas capacidades especialmente en las personas mayores
La estimulación cognitiva consiste en la utilización de un conjunto de actividades y ejercicios encaminados a potenciar, rehabilitar y/o mantener las principales capacidades mentales: atención, concentración, cálculo, memoria, lenguaje o funciones ejecutivas, entre otras. Estas capacidades pueden ser estimuladas por medio diversas y variadas estrategias o técnicas.
Es importante señalar que este tipo de intervención posee un carácter global e integral ya que, además de la dimensión cognitiva, abarca los planos social, psicológico, afectivo y relacional de las personas.
La estimulación cognitiva se lleva a cabo en personas que sufren deterioro cognitivo o algún tipo de demencia y se emplea como medio de prevención y/o retraso de presencia de síntomas ligados a enfermedades relacionadas con la tercera edad, y va dirigida a promover una mejor salud mental y, en consecuencia, un envejecimiento más saludable tanto física como mental y emocionalmente.
Entre los beneficios que puede aportar en las personas mayores nos encontramos las siguientes: evitar la desconexión con el entorno, mantener una mente sana y activa, aumentar las relaciones sociales, mejorar la autoestima, conseguir un grado óptimo de autonomía e independencia física y funcional y el logro una gestión emocional satisfactoria.
Además, no podemos olvidar que otros beneficios que puede aportar son el afianzamiento de la red neuronal del cerebro, la disminución de la ansiedad y, por tanto, del estrés, la reducción de la confusión mental y la prevención de otras alteraciones conductuales como el aislamiento social, propias de patologías asociadas a la tercera edad.
Por otra parte, conviene destacar la importancia que tiene que este tipo de intervenciones sean diseñadas y supervisadas por profesionales especializados en este ámbito (Pedagogos/ Terapeutas Ocupaciones) para garantizar en la medida de lo posible su adecuado abordaje.
En este sentido, es importante que estos profesionales lleven a cabo previamente una valoración integral de cada caso particular que permita averiguar tanto las capacidades preservadas como las afectadas con el fin de determinar aquellas actividades que mejor se adapten a las singularidades y necesidades de cada persona. En otras palabras, en función de la fase de la enfermedad en la que se encuentre el usuario/a, los ejercicios se irán modificando para adecuarlos al progreso de la enfermedad.
Con respecto a los medios y recursos más comunes de estimulación cognitiva que empleamos los profesionales de este sector, podemos destacar los siguientes: fichas para el trabajo de diferentes áreas cognitivas (memoria, cálculo, atención, lenguaje…), diversos talleres que incluyan el trabajo de la reminiscencia, la orientación a la realidad, el trabajo funcional y manipulativo (puzles y actividades por método Montessori), actividades artísticas y de animación sociocultural (pintura, canto, baile, juegos y dinámicas de grupo) o ejercicios relacionados con la psicomotricidad (sobre todo, ejercicios de movilidad corporal).
Conviene destacar la importancia de variar continuamente todo tipo de actividades y ejercicios citados para mantener de un modo constante la motivación de los usuarios/as que los realicen. De manera complementaria, existe otra serie de recursos de estimulación cognitiva de corte más lúdico como, por ejemplo: juegos de cartas, de mesa, sopas de letras, sudokus etc.
En definitiva, la estimulación cognitiva es beneficiosa para todo el mundo, especialmente para las personas mayores y, por tanto, es importante trabajar y potenciar las capacidades que empiecen a entrar en proceso de deterioro evitando o retrasando lo más posible su evolución ya que esta solo puede desembocar en la aparición de algún tipo de demencia. Y es que, a nivel emocional, cuanto más se manifiesta esta patología, lógicamente mayor es el malestar que experimentan las personas que lo padecen.
Fuente: Pedagogo especializado en Tercera Edad.
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