12 Mar La demencia de cuerpos de lewy en personas mayores y síntomas comunes
En nuestra intervención diaria con personas mayores, el equipo de profesionales especializados en este tipo de colectivo (pedagogos/as y terapeutas ocupacionales o psicólogos/as) que generalmente trabajamos en centros residenciales o de día, nos encontramos a menudo con pacientes que sufren este tipo de enfermedad. Una enfermedad, hay que aclarar en primer lugar, que es muy difícil de diagnosticar y a la que debemos ofrecer una adecuada respuesta y tratamiento.
La demencia por cuerpos de Lewy (DCL) es una de las afectaciones más comunes entre las personas mayores. De hecho, si la enfermedad del Alzheimer se considera la causa más frecuente de demencia degenerativa, la de cuerpos de Lewy ocupa nada más y nada menos el segundo lugar junto con la demencia vascular. El origen de su aparición se debe a la acumulación de depósitos de un tipo concreto de proteína (alfa-sinucleina) en distintas zonas del cerebro que da lugar a la formación de una serie de placas que son los conocidos cuerpos de Lewy, de ahí que este síndrome reciba dicho nombre.
Cabe decir que algunos de los síntomas de este tipo de demencia son similares e incluso compartidos con los de la enfermedad del Alzheimer (como la pérdida de memoria y las alteraciones conductuales) y también del Parkinson. Por lo tanto, es frecuente que, en muchas ocasiones, la sintomatología de la DCL se confunda mucho con la de estas dos enfermedades, aunque conviene aclarar que, pese a ello, se trata de afectaciones muy diferentes entre sí.
De esta forma, entre los síntomas más característicos de la DCL que pueden manifestarse en las personas que lo sufren podemos destacar los siguientes:
- Demencia en términos generales, lo que conlleva una pérdida de las capacidades mentales y problemas de comportamiento que repercutirán negativamente en la realización de algunas actividades de la vida diaria de manera independiente.
- Alucinaciones visuales y periodos puntuales de confusión, en los que, por ejemplo, la persona ve cosas que no existen en realidad. El enfermo/a habla con naturalidad sobre ellas y las describe con mucho detalle. Esto ocurre con mucha frecuencia y es un síntoma muy común entre los afectados/as. Pueden darse también otro tipo de alucinaciones como las auditivas, olfativas o táctiles, aunque son menos comunes.
- Fluctuaciones mentales consistentes en cambios repentinos a nivel cognitivo, es decir, la persona pasa por ejemplo de estar un día muy orientada y hablar de forma muy coherente y activa a estar al día siguiente completamente desorientada y apática. Dichos cambios pueden ocurrir incluso durante el mismo día o en cortos espacios de tiempo. En relación a este tipo de síntomas, cabe decir que se deben principalmente a un déficit en la atención y nivel de alerta en los que la persona tiene grandes dificultades para focalizar cualquier información o tipo de actividad adecuadamente.
- Parkinsonismo, que engloba un conjunto de síntomas vinculados a la enfermedad del Parkinson, sobre todo en fases avanzadas de la enfermedad, entre los que se incluyen temblores en reposo (menos comunes), lentitud de movimientos, rigidez muscular (bastante comunes) o dificultades para mantener el equilibrio y caminar lo que da lugar a caídas frecuentes.
Por otro lado, y tal y como sucede en la mayoría de enfermedades neurodegenerativas, los principales factores de riesgo son la edad y el hecho de tener antecedentes familiares que lo hayan padecido, es decir, el componente genético.
En cuanto al diagnóstico de este tipo de demencia, cabe decir que no existe una prueba diagnóstica específica que la detecte por lo que resulta muy complicado ya que, como hemos explicado anteriormente, los síntomas son a menudo compartidos y muy similares a los del Parkinson y el Alzheimer.
Tampoco contamos por ahora con ningún tratamiento que remedie esta enfermedad, aunque sí que existen ciertos tratamientos (tanto farmacológicos como no farmacológicos) que pueden ser útiles para mejorar la calidad de vida del paciente y sus familiares. En este sentido es importante acudir a un especialista que nos pueda proporcionar más información al respecto.
Además, generalmente, y por desgracia, el pronóstico de esta enfermedad no es favorable ya que supone un empeoramiento paulatino, sobre todo a nivel cognitivo, y la esperanza media de vida oscila entre los 8-10 años una vez diagnosticada.
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