23 Ago El deterioro cognitivo en las personas mayores
Este término hace referencia a la pérdida de funciones cognitivas que se produce a medida que la persona va envejeciendo paulatinamente. Durante este proceso de envejecimiento las capacidades no sólo físicas sino también mentales se van deteriorando. No obstante, la disminución de estas facultades en muchos casos es de carácter leve y, por lo tanto, la persona en principio no sufre mayores dificultades para llevar a cabo sus actividades básicas e instrumentales de la vida diaria.
Se podría decir que el deterioro cognitivo propiamente dicho se sitúa en una fase intermedia entre el propio del envejecimiento normal y el más grave, que es el característico del envejecimiento patológico y que desemboca la mayor parte de las veces en la aparición de la demencia. En otras palabras, la aparición de una demencia se produce ya cuando el deterioro de las funciones cognitivas es más evidente y la persona pierde la capacidad para realizar las actividades más básicas de la vida cotidiana.
No hay que olvidar que durante la vejez ciertas facultades se ralentizan de manera inevitable, por tanto, hay que asumir que esta alteración es algo normal a lo largo de este periodo vital. Así pues, el deterioro cognitivo aparece habitualmente junto al envejecimiento normal y está condicionado por la intervención de factores fisiológicos, ambientales y sociales.
Por otro lado, en lo que respecta a los síntomas más característicos que pueden hacernos sospechar de la pérdida de las capacidades cognitivas en un grado que ya se podría considerar preocupante, se encontrarían las siguientes: el olvido frecuente de objetos, la dificultad para recordar eventos y citas importantes en la vida de la persona, los problemas para retener nueva información y la incapacidad para tomar decisiones, planificar cualquier actividad y comprender instrucciones para realizar una tarea por muy sencilla que esta sea. Todo esto sin olvidar que otros síntomas que pueden darse son el aumento de la impulsividad, la desorientación, la irritabilidad y la apatía.
En este sentido cobra especial la importancia el hecho de llevar a cabo una evaluación clínica eficaz que permita averiguar un diagnóstico diferencial a partir del historial médico y de la valoración física y funcional de cada usuario/a
Por otra parte, en lo referente a las causas que provocan que el deterioro cognitivo se acentué en unos casos más que en otros se encontrarían las siguientes: el aislamiento social, la falta de interés por cualquier actividad, la aparición de trastornos de estrés y ansiedad y los cambios en el organismo. Todas ellas suponen un desgaste neuronal que propicia la pérdida de memoria y, por consiguiente, elevan la probabilidad de sufrir una degeneración cognitiva más grave.
Cabe decir, además, que, aunque el envejecimiento aumenta la posibilidad de que la persona padezca deterioro cognitivo, tampoco es menos cierto señalar que dicho deterioro puede prevenirse y retrasarse en la medida de lo posible durante esta fase de la vida.
Para ello es fundamental haber desarrollado previamente una serie de hábitos de vida saludables como una alimentación sana y equilibrada, la práctica regular de ejercicio físico y la ausencia total de ingesta de drogas, alcohol y tabaco ya que está demostrado que estas últimas sustancias afectan negativamente a la actividad cerebral. A su vez también es conveniente controlar enfermedades como la diabetes o la hipertensión arterial puesto que favorecen el riesgo de sufrir accidentes cerebrales y cardiovasculares.
Por su puesto y de manera ineludible no podemos olvidarnos tampoco de señalar la gran importancia que supone el entrenamiento permanente de la estimulación mental para contribuir al retardo del deterioro cognitivo, como ya hemos señalado en anteriores artículos.
Fuente: Pedagogo especializado en Tercera Edad.
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