25 Ago Consejos para combatir el calor en la Tercera Edad
Pese a que la temporada estival avanza y nos vamos acercando lentamente a la recta final del verano, las altas temperaturas siguen todavía presentes durante estas fechas. En este sentido, no hay que olvidar que las personas mayores (sobre todo aquellas que padecen algún tipo de patologías o afectaciones crónicas) pertenecen a un colectivo de riesgo respecto a las consecuencias derivadas del calor, sobre todo si están expuestas al mismo durante mucho tiempo.
Esto se debe a que las personas de edad avanzada tienen más dificultades para adaptarse a los cambios de temperatura. Por ejemplo, los expertos alertan de que sus cuerpos responden mucho peor que los del resto de la población al calor excesivo, lo que provoca, si no se adoptan las medidas oportunas, el conocido como golpe de calor que se origina cuando sobrepasamos los 40º de temperatura corporal ya que la temperatura normal oscila entre los 36º y 37º.
Entre los síntomas más comunes del golpe de calor se encuentran los siguientes: dolor de cabeza, agotamiento, mareos, náuseas, cansancio excesivo, desorientación, temblores y calambres musculares.
A esto hay que añadir que los ancianos suelen desconocer o no son conscientes (debido en muchos casos a alteraciones cognitivas o conductuales u enfermedades neurodegenerativas) de las medidas de prevención necesarias para hacer frente a las altas temperaturas propias del verano.
Además, este tipo de población manifiesta en ocasiones una menor sensación de calor y de sed y se olvida de beber la cantidad de líquido necesario para su organismo, lo que suele conducir en muchos casos a la deshidratación y a una evaporación del sudor inadecuada, especialmente cuando están en lugares con una humedad muy elevada.
Por todo ello, es preciso que los cuidadores/as de estas personas cuenten con la información y los recursos necesarios para protegerlas y aconsejarlas a la hora de afrontar adecuadamente y con responsabilidad el calor excesivo de estos meses tan cálidos.
En este sentido conviene tener presente una serie de recomendaciones para combatir las altas temperaturas y así evitar las consecuencias derivadas de una ola de calor. Entre ellas podemos destacar:
– Beber agua constantemente, aunque no se tenga sensación de sed. Se recomienda beber entre dos y tres litros de líquido diarios.
– Utilizar prendas de tejidos ligeros, poco ajustadas, con colores claros y fácilmente transpirables.
– Ingerir alimentos y comidas frescas y ligeras, con presencia de muchas frutas y verduras y evitar, por lo tanto, las comidas copiosas y abundantes.
– No tomar bebidas calóricas, alcohólicas o con cafeína.
– Dormir en un lugar fresco y ventilado.
– Realizar las duchas y baños en casa con agua fresca.
– Hacer ejercicio físico con moderación evitando las horas centrales del día.
– Mantener las persianas del domicilio cerradas para impedir la entrada del sol.
– Realizar los paseos y las salidas al exterior acompañado de otra persona (familiar o cuidador/a) para prevenir cualquier riesgo de accidente o complicación.
– Buscar espacios con sombra para pasear, así como permanecer sentado en lugares ventilados.
– Emplear cremas solares cuando se salga a la calle con un factor de protección alto.
– Proteger la cabeza del sol con sombreros o gorras.
En definitiva, el cuidado de las personas mayores, especialmente en épocas como el verano, en el que este colectivo es muy propenso a sufrir problemas de salud, tiene que ser algo esencial y, por lo tanto, no hay que descuidar en absoluto.
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